Me tomé una píldora antes de entrar en la habitación, el hedor a sangre y encierro viciaba el ambiente, se podía percibir desde el pasillo.
-Debes ser el novato, pasa- Me recibió a pocos pasos de la entrada un hombre canoso de cuerpo robusto, su mirada se notaba cansada y un poco hastiada, su expresión era seria y algo molesta. -No pensé que llegarías...- Hizo una pausa. -Tan pronto- Concluyó, caminando delante de mi por los extensos corredores. Era una casa grande pero antigua, no muy bien cuidada, miré hacia arriba buscando por las paredes y el techo, al parecer el Teniente leyó mis movimientos. -Ni te molestes, no hay ninguna cámara de seguridad ni nada por el estilo, era un viejo ermitaño- Llegamos a la recamara principal donde aquel inmundo olor se concentraba. -Lo encontró el ama de llaves, venía cuatro veces a la semana- Sobre el piso, frente a la cama, yacía el cuerpo envuelto en sangre.
-Lleva entre 5 y 6 horas muerto- Levantó la vista una chica joven de cabello rojizo, vestida de blanco. Tomaba fotos del cuerpo, de cuclillas junto a este.
-Camila, este es el nuevo, el Detective- Sostuvo esa ultimo "e" como si intentara recordar mi nombre, sin mucho esfuerzo.
-Hasper, un placer- Me presenté a ella.
-Uhh carne fresca para el matadero- Mencionó, con una sonrisa infantil, volviendo a bajar la mirada para continuar con sus asuntos.
-Detective Hasper, ella es la Doctora forense Dicecil- La presentó el Teniente, pasando a acomodarse junto a ella, y el cadáver, que era bordeado por un charco de sangre.
-Por favor, dime que no es otro mas- Comentó el hombre denotando aun mas aflicción y cansancio, con un semblante casi resignado.
-Entonces no tengo mucho para decirte- Respondió ella, inmutable y bastante cómoda con el ambiente a su alrededor.
-No de nuevo, carajo- Se frotó la frente echando un suspiro.
-¿El Asesino de Alfas?- Intervine por fin en la conversación. El Teniente me miró como exigiendo una explicación. -Leí el expediente completo antes de venir, el cuerpo tiene laceraciones punzocortantes distribuidas por varias zonas, concentradas en la garganta, el pecho, el estomago y los genitales- Me acerqué también para observar mas detenidamente. -Son puñaladas profundas y violentas, algunas están superpuestas, esta clase de brutalidad podría indicar una ira contenida por parte del asesino- Entonces una voz exclamó con entusiasmo, interrumpiéndome abruptamente.
-Nada mal ¿Cómo te llamas?- Parecía haber captado la atención de la Doctora Dicecil.
-Detective Hasper- Repetí, pensando que no recordaba nuestra presentación o no le habría importado retener mi nombre.
-No no, quiero tu nombre de pila-
-Camila no llama a las personas por su apellido- Aclaró el Teniente, tan serio como se mostraba.
-ah, Sam, Samuel-
-Te voy a decir Sam, puedes llamarme Camila- Sonrió. -Pensé que te habían mandado mas carne de cañón Greg- Se dirigió esta vez al Teniente.
-No me hago ilusiones- Supongo que este ultimo no tenía muchas expectativas puestas en mi. - Dime ¿Tienes el arma homicida?-
-Sep, lo mató con una botella de ron, saqué algunos fragmentos de vidrio del cuerpo-
-Dejame adivinar, la botella le pertenece al muerto-
-DIN DIN DIN tenemos un ganador- La Doctora sacó de una valija la mitad de una botella empaquetada como evidencia. -Creo que la estrelló contra allá- Señaló el filo rasguñado de una cómoda de madera frente a la cama.
-¿Huellas parciales, pelos, una maldita gota de sudor?- La frustración se acrecentaba en el semblante del hombre a cada segundo.
-Ya quisieras, deberían llamarlo "el maldito fantasma"- Rio ella con despreocupación. -Lo mismo de siempre Greg, sin duda es trabajo del Asesino de Alfas-
-Novato ¿Te estamos aburriendo?- Me llamó la atención mi superior, yo volteé a verlos de inmediato, ya que había abandonado la reunión para inspeccionar la habitación.
-Lo siento Señor, es que me di cuenta de que no hay sangre-
-Yo veo mucha por aquí- Señaló con un gesto el charco debajo, y el rojo sobre el cuerpo.
-Pero no hay salpicaduras, todo está demasiado "limpio"- Dije a falta de una mejor expresión.
-Si, huele como a un jardín de flores aquí dentro. novato- Chistó sarcástico.
-Tiene razón- Lo detuvo en seco la Doctora, notando seguramente lo mismo que yo. -Este tipo de puñaladas violentas y consecutivas deberían dejar la habitación como un jodido Pollock- Tomó un borde del acolchado y lo olió. -No huele como el resto de la casa, lo lavaron.-
-¿No tenemos luminol o lamparas de luz ultravioleta?- Pregunté. Si podíamos ver el patrón de salpicaduras tal vez conseguiríamos un poco mas de información.
-¿Que te crees que somos? ¿Los putos federales? Apenas y tenemos un laboratorio para analizar muestras-
-Podríamos pedirle a Encantador que nos consiga uno- Mencionó Camila.
-Jah, claro- Soltó una risa irónica e iracunda.
-¿Encantador?- Cuestioné confundido.
-Es el detective que esta a cargo de la investigación del Asesino de Alfas-
-Un alfa adinerado, criado en cuna de oro, lo asignaron a este caso hace un año, y ni siquiera se molesta en presentarse a la escena- Refunfuñaba el hombre intentando contenerse. En parte podía entender su molestia y su frustración, el Asesino de Alfas había estado matando al menos por 6 años, los cuerpos se apilaban sin ninguna pista o indicio, habían aprendido a varios sospechosos, pero cuando pensaban que ya lo tenían un nuevo cuerpo aparecía y todo se iba a la basura,
-No te preocupes por Gregor, siempre se pone así cuando se nombra al Asesino de Alfas o a Encantador- La Doctora se levantó y colocó una mano sobre mi hombro, como para consolarme, quizás solo una amabilidad por ser el nuevo.
-¿Por qué le dicen Encantador?-
-Ya lo sabrás cuando lo veas. Tal vez podamos usar tu idea de la luz para la próxima- Antes de que pudiera decir algo mas un oficial entró en la habitación.
-Vamos, recojan todas las evidencias, los de la limpieza ya llegaron-
Los de limpieza, lo había olvidado, si quedaba algún rastro de sangre u otra evidencia ellos la destruirían.
-Podemos llevarnos el cubrecamas como evidencia, tal vez quede algo ahí-
Observé al Teniente, se había mantenido en el umbral de la puerta, hizo un gesto de aprobación con la cabeza, y el acolchado fue empaquetado al igual que el cuerpo de aquel viejo Alfa ermitaño. pronto ya no quedaba mas nada que aquel charco de sangre. Salí junto a la Doctora, cruzándonos en el camino con los que se encargaban de limpiar las escenas del crimen, ella les informó que habíamos terminado y podían comenzar a trabajar.
Los demás volvieron a la estación, a mi me mandaron al cuarto de hotel donde me estaba quedando para que desempacara y tomara una ducha, mientras se realizaba la autopsia, apenas llegue a la ciudad ya me habían avisado del nuevo caso, fui directo a la escena, ni siquiera tuve tiempo para dejar mis maletas en el hotel. Después de la ducha me cambie el traje, y tomé otra pastilla. Miré mi reflejo en la ventana del cuarto y toqué mi rostro, reconociéndome con dificultad.
-Puedes hacer esto. No es un fantasma, está ahí, en algún lugar, encuéntralo-
Era mi primer caso, y la ansiedad hervía en mis venas, prometiéndome una larga noche de insomnio.
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